sábado, 23 de abril de 2011

Espejo

Su reflejo permanecía conmigo, sin abandonarme, aquellos días fueron horribles. Su mirada se clavaba en mí como una estaca, deseaba morir, pero mi cuerpo permanecía allí. Aislado en mi cuarto pasé mi infancia, aislado en mi soledad pasé mi juventud. No pertenezco ya a la sociedad, sólo soy una víctima más de la triste soledad.

Su ánima seguía conmigo, acompañándome en los momentos más difíciles, destrozando mi felicidad y ahuyentando mis alegrías. Ya no sé qué hacer para salir, sólo me queda morir en cautividad, de aquel espejo que no me deja de mirar, y va comiendo mi alma cada vez más.